Esta será una de las semanas más calurosas del verano y viendo las temperaturas máximas que van a dar, me ha venido a la mente el mes de febrero del año pasado (2008); y durante un rato he notado la sensación de aire fresco dándome en la cara y entrando por mis narices.
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Ese aire fresco es del corredor Pombie-Souzon en el Pic du Midi. Es una de esas rutas del Midi que en algún momento hay que hacer, si te gustan los sitios estrechos y frios como este. La méteo para ese día es perfecta y como las condiciones de la vía son magníficas, tal y como anuncian en algunos medios, nos encontramos una tropa de gente en el comienzo de la ruta. Nos ponemos a la fila detrás de tres cordadas y a esperar. El comienzo no es muy rápido ya que se hace por una vira de roca que sin ser difícil es lenta, pues estas a oscuras y con los crampones en los pies, bueno, también las legañas de esa noche en los ojos, sobre todo los que no se lavan la cara en la montaña y yo soy uno de ellos, sobre todo en invierno, pero no soy el único.
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Llega nuestro turno y comenzamos a arañar la roca con los “pinchos”, progresamos bien pues es un terreno fácil, en poco rato giramos un espolón rocoso como el que dobla una esquina y nos encontramos en el comienzo de una canal profunda, donde se intuyen los estrechamientos con los que hoy nos tocará jugar, la mayoría de ellos divertidos aunque alguno no tanto, sobre todo por la caída continua de nieve y hielo de las cordadas que van por delante nuestro.
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Las condiciones son muy buenas, encontramos algo de equipamiento en algunos puntos que nos ayudan a progresar más rápido, ya intuimos el sol en la salida del corredor y las ganas de que algún rayito nos temple el cuerpo van en aumento.
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En estas, la caída de un trozo de hielo golpea en el brazo a Miguel provocándole una lesión que le deja inutilizado el brazo para las maniobras de rapel en el descenso.
Llegamos a la salida del corredor y el sol nos da y el cuerpo se templa, y una sonrisa se esboza, pero todavía la satisfacción no es plena, nos queda la bajada con 5 rápeles y Miguel sin poder mover ni hacer fuerza con el brazo derecho. Un rapel tras otro le voy descolgando y la bajada es más lenta de lo habitual, después de unas horas ya estamos en las rampas de nieve que nos llevan hacia el refugio.
Ahora si que la satisfacción es plena, nos llevamos en la mochila el “Pombie-Suzon” Je! Miguel se lo lleva también en sus carnes, le costará unos meses recuperar la fuerza en el brazo; y es que la montaña como el fútbol, es así.
En fin, hoy el único aire fresco que notaré en mi cara será el del aire acondicionado. Pero ya llegará el próximo invierno, ya. Estoy esperando.
Llegamos a la salida del corredor y el sol nos da y el cuerpo se templa, y una sonrisa se esboza, pero todavía la satisfacción no es plena, nos queda la bajada con 5 rápeles y Miguel sin poder mover ni hacer fuerza con el brazo derecho. Un rapel tras otro le voy descolgando y la bajada es más lenta de lo habitual, después de unas horas ya estamos en las rampas de nieve que nos llevan hacia el refugio.
Ahora si que la satisfacción es plena, nos llevamos en la mochila el “Pombie-Suzon” Je! Miguel se lo lleva también en sus carnes, le costará unos meses recuperar la fuerza en el brazo; y es que la montaña como el fútbol, es así.
En fin, hoy el único aire fresco que notaré en mi cara será el del aire acondicionado. Pero ya llegará el próximo invierno, ya. Estoy esperando.
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