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El valor de una montaña está en los caminos que descubres desde ella

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Zaragoza, Aragón, Spain
Que este blog sirva para recoger algunas de las ascensiones y escaladas que desde hace unos cuantos años voy acumulando, con la intención de compartir esas vivencias, las sensaciones, los rincones del pirineo y de otras cordilleras; darle más vida a mis recuerdos y desde ellos, tratar de llegar a esos otros sitios a los que siempre he querido ir. Compartir estas historias con quien las viví y con quien por casualidad llegue hasta aqui. Que además,sea un punto de información para los que un día se planteen pasar por allí. Espero que os resulte entretenido y a la vez, os muestre la opinión de uno más, que un buen día y siendo muy pequeño, no pudo resistirse al encanto de un entorno tan natural, tan hóstil y tan fragil, del que ya nunca pude separarme, aún teniendo algunos momentos tristes y muchos de ellos muy duros. A pesar de todo y de tantos años, sigue siendo la montaña uno de los sentidos que dan forma a mi vida.

martes, 10 de agosto de 2010

CARRERAS DE MONTAÑA (una y más)

¡Que descuidado que tengo esto!.
La verdad es que no tengo mucho tiempo para sentarme delante del ordenador e ir metiendo mis historias. Bueno, casi hay más recuerdos que otra cosa y es que tengo algo aparcadas las ascensiones de montaña y pocas cosas nuevas he hecho que se puedan destacar. Desde los torrentes helados a los que nos hemos subido este invierno pasado y que no he puesto en el blog, poca montaña de la de siempre he hecho; y es que entre ser papa y una pubalgia que me torturó unos meses, poco más que nadar en una piscina cubierta es lo que he hecho.

Pero todo eso ya queda atrás, me refiero a lo de la piscina y la pubalgia, porque lo de ser papa ya es para toda la vida.
Los entrenamientos empezaron tarde por todas estas razones, pero he ido alcanzando mi tono, aunque no como el año pasado, pero no tiene importancia.

Los retos para este año tenían que ser más exigentes, como no podía ser de otra manera; empecé con carreras cortas tipo la de Talamantes, Osan cross en Sabiñanigo, Puyada a Oturia, haciendo peores clasificaciones y tiempos, pero todavía estaba empezando. Viendo que mi progresión iba a ser lenta, lo único que me propuse fue acabar las carreras en las que me apuntase.
Llega el primero de los desafíos, el Ultra del Sobrarbe, como siempre la sensacion final fue magnifica, magullado pero feliz. En la etapa del sabado de 42km y 1600 mts de desnivel positivo, el calor me provocó una deshidratacion y un engarrotamiento de gemelos que durante más de una hora me tuvo tirado en el suelo, en la meta, hasta que fui capaz de ir hacia el hotel. Para la etapa del día siguiente de 60km y 2400mts de desnivel ya me encontré bastante "recuperado" y es que hay que ver la fuerza que transmiten las cosas que apasionan. Hay pasiones que te pueden quitar la vida.

Segundo dia del Ultratrail del Sobrarbe

Al fin de semana siguiente, al igual que el año pasado, llega la Canfranc-Canfranc, pero este año se recorta el recorrido a causa del mal tiempo y aunque estas cosas fastidian porque parece que le quita grandeza a la carrera, hay que ver lo que te alegras cuando son varias horas las que llevas corriendo; al final el recorrido quedó en 34km y unos 2500mts de D+, si no recuerdo mal.


Terminada la Canfranc-Canfranc


De repente, llega el primer Ogro, el Ultra Trail de Andorra, 112km y 9700mts de desnivel positivo. Mi pronóstico menos de 24 horas, el resultado os lo cuento ahora. Salida el viernes a las 0:00h. Genial, fantástico, un ambiente de lo más motivador, los pelos como escarpias, los nervios a flor de piel pero contenidos, que dejarlos escapar significa gasto de calorías. Las horas pasan lentas y llega un momento en que ya no se a que hora puedo terminar, todos los pronósticos que voy haciendo mientras corro se me hunden, sicológicamente esto me empieza a afectar. Veo llegar la segunda noche en carrera sin ningún perdón, y pienso que debo retirarme pues no se a que hora llegaré a meta, no sé cuanto podré dormir, al día siguiente tengo que coger el coche y volver a Zaragoza. Todo este cumulo de cosas, me invitan a retirarme y a terminar con este sufrimiento. Llega el lugar idóneo para la retirada km75 con más de 6000mts de desnivel positivo a la espalda, o mejor dicho en las piernas, comida caliente, las 8 de la tarde, el autobús que sale en 15`, eso supone que en el peor de los casos estaría durmiendo a las 12 de la noche, es perfecto, tengo que tomar una decisión. Me sosiego y me limito a escuchar en mi interior. Voy respondiendo a cada una de las cuestiones que brotan en mi cabeza. Eduardo, ¿te duele algo?, yo respondo, no. ¿Estas exhausto?, ciertamente, no. ¿puedes correr en los llanos y en las bajadas? pues si. ¿Te ha sentado bien el arroz que te acabas de comer? si genial. Entonces, ¿de que tienes miedo?: de llegar muy tarde y no poder dormir, de que me salgan rozaduras en los pies o me rompa las rodillas. Y entonces ¿para que te apuntas a estas cosas? porque me apasionan. Eduardo ¿puedes andar?, si ya lo creo. Pues levantate y anda, no esperes nada más. Que mala suerte tuve, de todas las voces que podían salir, tenia que ser la del guerrero la que más se oyera. Y venga! a zumbar para arriba, eso si, convencido que estando en el km que estaba y quedando lo que quedaba, era posible que sobre las dos o las tres de la mañana llegase a meta. Que iluso, desde ese control aun tardé casi 12horas en llegar a meta, eran las 7 de la mañana del domingo 27 de junio, cuando entrabamos tres en meta, la segunda de las mujeres, Teresa, Josep y yo. Habíamos ido juntos desde la media noche.

llegada a meta en el Utratrail de Andorra
Llegue desecho, la pubalgia resentida, la ciática de corbata, los pies inservibles, en fin un poema, Pero !LLEGUE¡
A las 8 de la mañana me acostaba, a las 10 me despertaba, a las 13h coche y a Zaragoza. La carrera más dura de mi vida, de autentica montaña, casi sin pistas ni carreteras, sendero y más sendero y viendo la luna y el sol dos veces sin interrupciones. Je, para repetir, lo digo en serio.
Tomaban la salida unas 500 personas, llegabamos a meta 96 corredores y yo en el puesto 52. y 29 horas en el crono, no puedo pedir más.

En poco menos de un mes llega la siguiente tirada, El trail del Aneto; este año incluyen un recorrido más largo de 96km y 5900mts de desnivel positivo. Ahí estaba yo, con la solidez de haber terminado una carrera como el ultra de Andorra, no es que esta fuera pan comido, pero las garantias de terminar eran elevadas.





Salida de Benasque a las 8 de la mañana y sobre las 17:45 llegaba a Viella. este era el km 52. Probablemente me pase comiendo y bebiendo, asi que cuando salgo de ese control, noto que no tengo empuje y para colmo noto unas molestias en el estomago bastante incomodas. Sigo subiendo esperando notar una mejoria, pero esta no llega. me veo obligado a sentarme en el suelo durante unos 20´, que mala pinta empieza a tener esto.
Pasado un rato me voy encontrando mejor del estomago, pero esto ya no tiene el mismo color que hacia un par de horas, estaba mas tocado de lo que yo pensaba. Continuo mano a mano con otro maño, nos alcanza al cabo de un rato Teresa, con quien tuve el honor de llegar a meta en Andorra así que me voy animando y agilizo algo el ritmo. En general voy notando que mis facultades se merman más rápido que en otras ocasiones, a veces noto algún mareo, es posible que no me haya alimentado bien o que ande algo deshidratado, no sé. En el km casi 70, en L´artiga de Lin decido retirarme, anochece, no me encuentro muy centrado y aunque me quedan 26km, francamente poco, considero que no debo seguir, todavía esta por llegar el último de los ogros y quiero plantarle cara. Je! aprovecho y me como un platito de lentejas que habían preparado en el refugio que había junto al control, casi me apetecía hasta continuar de nuevo la carrera, pero no, la decisión ya estaba tomada. Llevaba tres años sin retirarme de ninguna carrera no se si es mucho o no, es igual, el caso es que era lo que tocaba. Me cachis!, aún hay algún día que me remuerde un poco la conciencia, que invento el de la conciencia, el caso es no dejar descansar.

Pasan las pocas semanas que quedan para el Ultra Trail del Mont Blanc. Más de un año esperando este acontecimiento y ya lo tengo ahí. Ya me veo corriendo como Pedro el de "Heidi" monte arriba y monte abajo, pero que ganas que tengo. En Chamonix había quedado con algunos colegas, Javier, Mario, Luis "Topete" y todos íbamos a correr el UTMB. Hacia mitad de semana justo después de mi cumpleaños, cargo el coche y pongo directa hasta Chamonix, casi 12 horas hasta el camping Mer de Glace, buen camping. Monto la tienda, salgo a trotar y mientras me veo rodeado de esas cumbres, los nervios empiezan a aflorar, Joder! si es que ya estoy ahí, no me lo puedo creer, me voy a enfrentar a las 100 millas del Ultra Trail del Monta Blanc, es decir 166km y además 9500 mts de desnivel +.
Día el 27 por la tarde, una hora antes de la salida; gracias a una hábil maniobra propuesta por Mario conseguimos ocupar las primeras lineas de salida, con el fin de no quedar mucho rato atascados en la salida, pues como os podréis imaginar 2300 personas en salida conjunta, pasando por un pasillo estrecho e intentando correr es imposible y para cuando tienes libertad de movimiento han podido pasar más de 20´y no estamos para perder ni uno, esa es al mentalidad del ganador, aunque en este caso y con suerte, podamos estar entre los 500 primeros.
Vaya ambiente en la salida, las emociones brotan, el publico se vuelca, nos miramos unos a otros con cierto nerviosismo, la paliza que nos queda por delante es soberana, es posible que pueda estar en carrera hasta 35 horas, con dos noches, esto me provoca una sensación de miedo y atracción a la vez, ¡si! estas son las señales de estar a punto de vivir una aventura, un sueño, un fín, acabar el UTMB.
Dan la salida y como podemos nos abrimos hueco, poco a poco vamos teniendo sitio para correr. Es increible, vamos por debajo de 5´el km y así nos mantenemos los primeros 8km, pero si nos quedan todavia tantos como ir de Zaragoza a Lerida o algo mas que ir a Huesca y volver, y a eso hay que añadirle las cuestas, las que subimos y las que bajamos y en Les Houches llegan las primeras, ya es momento de mantener y dosificar las fuerzas., El publico y la animación que nos vamos encontrando es brutal, hay quien grita hasta la afonia, nos hacen sentirnos grandes y esto se agradece porque con las horas iremos menguando, las sensaciones iran cambiando hasta llegar un punto en el que empezaremos a ser "piltrafillas" sin expresion, o con cara de estreñimiento. Las emociones del principio brotan cada vez que encuentras gente en el recorrido que te anima, y recuerdas los primeros km. la alegria que llevamos y te vuelves a convencer que has venido hasta aqui para acabar la carrera, para cumplir ese sueño, para llegar hasta el fín. Es momento de hacer trabajar la cabeza todavía más, por que el cuerpo ya no da más de si, las fuerzas ya no existen, solo el convencimeinto de cada uno y las razones por las que estas ahi. Es momento de vencerse a uno mismo casi a cada km, al final esa es la victoria, continuar hacia adelante contra todo pronóstico, solo por que consigues convencerte. Al final todo ese esfuerzo y desgaste tiene su recompensa, si, aunque no lo parezca; Lo primero que consigues una vez que terminas es dejar de sufrir y lo siguiente es PAZ, con mayusculas, es algo asi como que durante unas horas quizás unos pocos días, no necesitas nada más de esta vida, es como si ya tuvieses todo lo que deseabas, todas las expectativas hasta ese momento se han cumplido. Es una lastima que ese efecto no dure más tiempo.


La realidad nos golpea fuertemente a las 3 horas de carrera. Entre el km 21 y 31, nos encontramos algunos corredores que se dan la vuelta, parece ser que la carrera ha sido suspendida por las condiciones meteorologicas, aunque tambien hay algunos corredores que han tenido contacto telefonico con la organizacion y nos dicen que por desprendimientos en alguna parte del recorrido, todo es confuso, pero el mensaje que nos llega es claro: la carrera se suspende.
Desde los primeros km de la carrera la lluvia nos empapa y como hay varios pasos a bastante altura por donde se pasa durante la noche, con lluvias , viento y poca visibilidad, la organización no quiere que se corran riesgos innecesarios.
Francamente creo que a ninguno se nos habia pasado por la cabeza que esta situación se podia producirse. Continuamos hasta el km 31, ya que la retirada desde alli será más cómoda, puesto que allí hay menos corredores y nos costará menos tiempo salir con el autobus de vuelta para Chamonix.
No tenemos mas opción, no hay recorrido alternativo en este caso, imaginaos el chasco para aquellos corredores que venian desde Venezuela, Canada, Japón.
Ya en Chamonix recojo la bolsa que supuestamente iba hacia Courmayer km 70 0 77, no recuerdo bien, todo estaba inatacto, pienso que esas bolsas nunca se iban a mover de allí. Me voy al camping y a dormir. Me despierto varias veces durante la noche por la lluvia que cae, pero la tienda aguanta.
A la mañana siguiente enciendo el telefono y saltan las llamadas perdidas de Mario, vuelve a llamar y hablo con él. Me cuenta que estan en Courmayeur, que durante la noche la organización ha mandado dos SMS, indicando, primero, que la carrera se reanudaba desde Courmayeur a las 10 AM, ese mensaje se envía a las 2 AM, a las 5 AM se recibe otro en el que se indica que solo habrá sitio para los primeros 1000 corredores que lleguen a los autobuses, sorprendente, espero durante un buen rato a ver si recibo esos mensajes, pero no llegan. Mientas entrego los chips de control de paso, oigo a otros muchos que tampoco han recibido los mensajes, es increible.
Por un lado me sorpende que una carrera de la importancia del UTMB, no tenga previsto un recorrido alternativo para estas situaciones, por otro lado pienso que esto estaba ya preparado, se daba la salida si o si, como iban a suspender una carrera de esta importancia, con toda la parafernalia que gira en torno a ella, además si se suspende, algo habría que hacer con el importe de las inscripciones. Supongo que ese asunto de la bolsa de agua en una de las zonas de glaciar en Chamonix, que mantenia en alerta a la población, tambien tuvo algo que ver.

Bueno ya no tiene sentido darle más vueltas a esto, tambien es cierto que el próximo año intentaré estar en esa salida de nuevo.
¡¡A seguir corriendo!! aunque los km cuesta arriba ya pesan un poco, es posible que vaya siendo el momento de hacerlos en llano. Ya veremos.










































































































































































































































miércoles, 27 de enero de 2010

UNA EXPEDICIÓN AL ACONCAGUA

Hubo otros viajes después de este, a lugares donde las distancias y los paisajes no se pueden explicar, donde las montañas son abrumadoras y la vida de sus gentes son tan duras y sacrificadas, que no te las imaginas hasta que las ves.

Campo base-Plaza de mulas



Aproximación Campo base

Sin embargo, es este uno de los viajes que para mi siempre tendrá algo especial. Supongo que por ser el primer viaje tan largo, mi primera gran montaña, otro continente, una ruta con cierta dificultad, una soledad absoluta el día de la cumbre y un cúmulo de vivencias, que a día de hoy, aún me conmueven cuando las recuerdo. Confluencia

Playa ancha


Era el año 1996 y mi primera experiencia en grandes alturas. Ya habíamos estado en los Alpes en varias ocasiones y las ganas de llegar más arriba nos empujan a elegir una montaña lo bastante alta como para que se diferencie de lo que habíamos hecho hasta ahora. Junto con mi compañero y amigo Luis Sanmiguel, decidimos que el Aconcagua sería el objetivo; eran casi 7000mts y estaba ubicada en un continente y en un país en el que nos íbamos a poder entender. Además nuestro bolsillo se ajustaba al presupuesto del viaje, con algo de ayuda familiar en mi caso.
Luis y Eduardo-Plaza de mulas 4200mts

Recién estrenado el año y en el día de Reyes, aterrizamos en Buenos Aires y seguidamente en Mendoza. Recuerdo todavía la extraña sensación de ver en el calendario el día de Reyes y notar el fuerte calor en las calles. Como llegamos en festivo no podemos arreglar el papeleo en la Subsecretaria de Turismo hasta el día siguiente. No recuerdo el nombre del hotel en el que nos alojamos en la llegada, pero si recuerdo como si fuera ayer donde nos alojamos al regresar de la montaña; fue en el albergue llamado Campo Base, de Mendoza. Hoy en día ofrece además, un amplio servicio para ascensiones y travesias en los Andes.

Al día siguiente ya tenemos arreglado parte del papeleo para acceder a la montaña en la Subsecretaria, donde nos atendieron con una amabilidad exquisita, tanto fue así, que a la vuelta invitábamos a cenar a la señorita que nos había gestionado el papeleo.


Partimos hacia Puente del Inca, desde donde comenzaba nuestra aproximación hasta el campo base, plaza de mulas, y en donde ultimamos el alquiler de las mulas que llevarían nuestros equipos hasta el C.B.

La primera noche la pasábamos en Confluencia a 3200 mts, donde nos cayó una ligera nevada. Es conveniente hacer una o dos noches en este campo para llevar a cabo una buena aclimatación.



Al día siguiente continuábamos hacia el campo base, en una jornada excepcional. Yo caminaba con una sensación de libertad y felicidad por sentirme rodeado de todo aquello que no sabría explicar. Además, me invadía una incertidumbre por todo lo que nos esperaba en las próximas dos semanas, que me provocaba un hormigueo en el estomago; creo sin ninguna duda que estas sensaciones se tienen cuando se vive una aventura y esta era la nuestra.

No hay como tener un deseo y estar en el camino que puede llevarte a conseguirlo, aunque el éxito no siempre esta en las manos de uno, hay otros factores que pueden influir. En mi caso nada más llegar a Plaza a Mulas (4200 mts)y una vez montado nuestro campamento, comenzaban los primeros síntomas de mal de altura. Un dolor de cabeza como nunca había tenido, que ni con analgésicos conseguía calmarlo. Durante cuatro días estoy "tirado"en la tienda, casi sin poder moverme, era una situación de lo más angustiosa. Una y otra vez tenía la sensación de que mi aventura había terminado; sentía una impotencia tremenda viendo como iban progresando otras expediciones. Sin embargo, Luis que se encontraba fuerte, consigue dejar instalado el Campo 1. Mal de altura





Después del cuarto día me encuentro mejor y preparamos el equipo para subir a dormir al campo1. Conforme ganábamos altura vuelvo a notar algunas molestias.



Hacia el Campo1

Una vez instalados en el C1, que aún seguía en pie después de haber soportado un fuerte temporal, le propuse a Luis permanecer un día de reposo en él para ver si conseguía encontrarme mejor. Es así como lo hacemos, pero Luis que se encontraba en una forma física extraordinaria, decidía aprovechar ese día de reposo para intentar llegar a la cumbre por la ruta normal.

A las cinco de la mañana Luis se ponía en marcha con algún otro que también salía desde el C1 y comenzaban a ascender hacia la cumbre. A las 13h Luis me comunica por radio que ha llegado a la cumbre. Siento una alegría inmensa pues uno de nosotros ya había conseguido pisar la cima más alta de toda América.


Unas horas más tarde, sobre las 15:30, Luis está de vuelta en el C1, cansado, pero satisfecho por la ascensión que había hecho.

Dado el esfuerzo que había realizado le insisto en dar por concluido nuestro viaje pues el ya había conseguido la cumbre y yo no terminaba de encontrarme bien con la altura, pero Luis me pide que le deje descansar y al día siguiente cambiaríamos de vertiente hacia el C2 del glaciar de los Polacos, que era la ruta que habíamos elegido para ascender y por lo menos ver en que estado se encontraba el glaciar. Yo le insistía en que no se sienta obligado por mi, que no era necesario forzar tanto, pero él lo tenía bastante claro. ¡Que grande es este Luis!, solo habían pasado diez días y ya había pisado la cumbre.

Al día siguiente desmontábamos el C1 de la ruta normal y nos íbamos para el C2 de la ruta de los Polacos. Yo me encontraba mejor y Luis parecía descansado, así que cargados como mulas, vamos contorneando la montaña. El peso de las mochilas es demoledor pero había que aguantar, el objetivo estaba cerca, la previsión del tiempo era buena y las fuerzas nos acompañaban.

Llegábamos al emplazamiento del C2 de la ruta de los Polacos, montábamos nuestra tienda en una tarde agradable, bueno, todo lo agradable que puede ser a 5.600mts y después nos dedicamos a fundir nieve y a valorar cual sería la ruta que seguiríamos para ascender por el glaciar, ya que teníamos varias opciones.



En este campo de altura nos encontrábamos absolutamente solos y esta situación nos inquietaba algo, pero a la vez hacía crecer la sensación de aventura, pues el hecho de que no hubiese nadie, nos obligaba a ser muy cuidadosos con nuestros movimientos y valorar muy bien todo lo que fuese aconteciendo durante la ascensión.

Cocinábamos mientras hablábamos de otros proyectos, intentando relajarnos para poder conciliar el sueño esa noche. La verdad es que yo no conseguía disipar los nervios por lo que nos esperaba al día siguiente, pero, como ahora decimos cuando ya hemos elegido nuestro objetivo y vamos por él "la jalea esta hecha", pues eso, la nuestra estaba hecha y a pesar de los nervios, miedos y fantasmas, habíamos decidió que entraríamos al glaciar, aunque lo haríamos por su recorrido normal, menos inclinado, ya que nuestra situación física no era pletórica, ya que Luis llevaba la cumbre del día anterior y yo me encontraba extraño con la altura.



A la mañana siguiente con un día magnífico, un cielo absolutamente despejado y una temperatura de unos -15ºC, nos poníamos las polainas mirando de nuevo el glaciar y decidiendo que no subiríamos por el trazado normal, sino que lo haríamos por el centro del glaciar, más inclinado y con algunas barreras de seracs. En una primera impresión el glaciar no amenazaba con grietas, así que decidimos ir sin encordar y prestando muchísima atención. Comenzábamos a ascender por una zona más inclinada sobre 50º y poco después aparecía el hielo del glaciar; la calidad era excelente y nos ofrecía seguridad en la progresión. La inclinación ronda los 55º y continuamos sin encordar, esto nos permitía avanzar más rápido y de esta manera permanecíamos menos tiempo expuestos bajo la barrera de seracs. Sobre los 6000mts, teníamos la parte más enderezada, la pendiente alcanzaba los 65º, voy hacia allí como hipnotizado por las condiciones del hielo, la progresión es cómoda, pero cuando miro entre las piernas y veo la rampa que hay bajo mis pies, me doy cuenta de que no puedo permitirme ningún fallo, así que clavo un piolet, después el otro, luego un crampón, seguido del otro y vuelta a empezar. Que tensión y que emoción me invade una vez que dejo atrás las dificultades, el siguiente ahora es Luis.






A pesar de la altura a la que nos movíamos, el no llevar un peso excesivo como en los días anteriores, nos permitía avanzar con comodidad. Era tremenda la soledad que nos rodeaba y junto a la inmensidad de la montaña, nos hacia sentir insignificantes, aunque contentos por estar en el camino que nos llevaba a conseguir nuestro sueño. Si todo iba bien en pocas horas estaríamos pisando la cumbre y debo de reconocer que por momentos me emocionaba, lo que era molesto pues bastante dificultoso resultaba respirar con normalidad.





Van pasando las horas y nuestra marcha cada vez se hacía más lenta, la altitud no perdonaba y son ya muchas horas las que llevábamos acumuladas. No conseguía dar diez pasos en linea recta y de vez en cuando notaba algún mareo, afortunadamente el tiempo seguía estable y no amenazaba, una retirada por donde habíamos subido no era lo más cómodo debido al cansancio que llevábamos acumulado.



Cuando consigo ver la cumbre después de un hombro, estaba todavía bastante lejos y mis fuerzas andaban justas, era un momento en el que ya había que subir por obligación, pues la bajada era más sencilla por la ruta normal que por el glaciar.

Eran las 17:15h cuando Luis y yo llegábamos a la cumbre, miré a mi alrededor y me tiré al suelo, me encontraba bastante mareado. En fin, si me alegraba de algo era de no tener que subir más. Habíamos llegado a lo más alto y no teníamos que sufrir más, nuestro sueño casi conseguido, pues todavía nos faltaba bajar y llegar a la tienda. Habíamos tardado un total de 10 horas aproximadamente, en recorrer casi 1400mts de desnivel.



Comenzamos a descender por el tramo que llaman la canaleta y cuatro horas más tarde llegábamos a la tienda. De nuestros momentos de felicidad en esta vida aquél era uno de ellos, habíamos coronado la cumbre más alta de las Américas ( de las dos) y eufóricos fundíamos nieve para hidratarnos.

La paz volvía a nuestro espíritu, aunque no sería por mucho tiempo y ansiosos por regresar a Mendoza nos fuimos a dormir.

No son solo las montañas y el paisaje lo más atractivo, también la ciudad de Mendoza lo es, sus gentes, parques, plazas, fuentes, bares y sus helados. Fueron días inolvidables los que vivimos en Mendoza y excelente el ambiente del albergue Campo Base, donde encontramos gente del todo el mundo, algo que a mí me encantaba, ya que era mi primer viaje fuera de Europa y del que hace ya catorce años.

Si tenéis ocasión de ir al Aconcagua alguna vez ¡Hacedlo!

Hasta pronto.