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El valor de una montaña está en los caminos que descubres desde ella

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Zaragoza, Aragón, Spain
Que este blog sirva para recoger algunas de las ascensiones y escaladas que desde hace unos cuantos años voy acumulando, con la intención de compartir esas vivencias, las sensaciones, los rincones del pirineo y de otras cordilleras; darle más vida a mis recuerdos y desde ellos, tratar de llegar a esos otros sitios a los que siempre he querido ir. Compartir estas historias con quien las viví y con quien por casualidad llegue hasta aqui. Que además,sea un punto de información para los que un día se planteen pasar por allí. Espero que os resulte entretenido y a la vez, os muestre la opinión de uno más, que un buen día y siendo muy pequeño, no pudo resistirse al encanto de un entorno tan natural, tan hóstil y tan fragil, del que ya nunca pude separarme, aún teniendo algunos momentos tristes y muchos de ellos muy duros. A pesar de todo y de tantos años, sigue siendo la montaña uno de los sentidos que dan forma a mi vida.

domingo, 30 de enero de 2011

Peña Sabocos - Cara Sur. Soledad garantizada

16-01-2011.-

No ha sido una ascensión difícil, ni una ascensión muy expuesta. La pared ya había purgado bastante y las horas de sol ya habían hecho su trabajo.


Una vez más Miguel y yo nos vamos en busca de sensaciones, que siempre pasan por horas de esfuerzo y de incertidumbre. Sensaciones como las que se tienen cuando se pasa la noche en una cabaña de pastores que como casi siempre no reune unas condiciones mínimas de comodidad y hasta limpieza; sin embargo, nos provoca la misma sensación cada vez que topamos con una de ellas, nos miramos y exclamamos: "va, no está tan mal", aunque lo ideal es dormir bajo la capa del cielo, pero en invierno, je! no está demás aprovechar las cobachas. Sensación de soledad absoluta en esa vertiente Sur, eramos los únicos en toda la montaña durante ese fin de semana. La sensación a la mañana siguiente de dirigirnos hacia la entrada de la pared, sin ver más allá de veinte metros de nuestras narices y con un camino poco o nada marcado. Y un montón de cosas más que se experimentan cuando por unos pocos días, quizás horas, el estilo de vida es diferente, donde todo se simplifica y se endurece a la vez.

No quiero ser pelma, pero esto lo escribo ya que lo pensaba ese fin de semana que decidimos ir a Peña Sabocos, pues ya hacia mucho tiempo que por las carreras de montaña y los entrenamientos, me había descolgado bastante de lo que se experimenta cuando la montaña la sientes de esa manera; no solo es importante la dificultad de la ruta elegida, que además tiene que estar en sintonía con la capacidad de uno o lo estético que sea el recorrido que se elige, es además estar rodeado de todo aquello y sentir que formas parte de ese entorno, haciendo uso de todo aquello, con el único sentido de descubrir y descubrirte, pero sin molestar. Era bien pequeño cuando estas sensaciones empezaron a despertarse y con el tiempo se convirtieron en pasión y a día de hoy aún continúan. Seguro que a mis padres se les ha pasado por la cabeza más de una vez, el porqué no me aficione a otro deporte, pero también es cierto que ellos me llevaron hasta él y después a mi modo evolucioné, esto me alegra y de que manera. No solo es deporte lo que se vive en la montaña, sino que se experimenta una manera diferente de vivir. Para que luego digan que la pasión es algo fugaz, lo que a veces sucede es que no queda más remedio que descolgarse de algunas pasiones debido al desgaste físico que provocan, sin embrago en el interior de uno, siempre brota esa necesidad de lanzarse a la aventura; como decía Gastón Rebufat "esa imperiosa necesidad de ponerse en marcha" y que me gusta recordar en la voz nuestro amigo Antonio "el andaluz", A ver si se la escucho pronto, que hace tiempo que no le veo.
Venga, a lo que vamos.

Despertador a las 5:30, desayuno desde el saco de dormir y sobre las 6:30 en marcha.
Vamos viendo la primera franja rocosa que está algo escasa de nieve y decidimos entrar por su derecha. Hay otras opciones de entrada, pero está parecía la más evidente y sencilla. Nos equipamos con todos los trastos, mientras delante nuestro amanece. Esta es otra de esas sensaciones que nos gusta experimentar y cuanto más alto estas mejor.

Después de esa primera franja rocosa, las pendientes de nieve son fáciles sobre 40º y conforme nos acercamos a la segunda franja la inclinación aumenta un poco, pero la progresión sigue siendo cómoda. Avanzamos con un solo piolet y vamos eligiendo la canal por la que sortearemos esta segunda franja. El aire es frío pero no impide que notemos la calidez del sol en las ropas, esa es otra de esas agradables sensaciones, que hacen más llevaderas las ascensiones en invierno. Esa sensación aún es más intensa cuando la escalada se hace en una vertiente norte, donde después de horas sumergido en alguna canal de nieve, con temperaturas gélidas, los pies helados, las manos doloridas de enfriarse y calentarse de nuevo, llegas a las zonas altas de la pared y el sol te da, te calienta, es como una agradable caricia entre tanta dureza.


Segunda franja rocosa, volvemos a tener varios pasos posibles, pero nosotros ya hemos elegido el nuestro, que nos queda más o menos encima. Tomamos una corto tubo un poco dificil, al que le falta algo de hielo donde apoyar los pies, así que crampones a la roca y a traccionar con los piolets y sin fallos que vamos sin cuerda.


Tercera y última franja rocosa, ya queda menos y el horario que llevamos es bueno ya que la ascensión no es difícil. Varias opciones de nuevo para cruzar esta franja rocosa. la del medio nos parece que tiene las mejores condiciones y allá que vamos.


Ya se ve la cumbre y en unos 20´llegamos a ella; Solo queda una pala de nieve que parece estar bastante estable, pero aún así conviene aumentar el ritmo para salir de ahí cuanto antes. Una vez en la cumbre vienen más sensaciones, recuerdos, vemos en la lejanía otras rutas por las que nos gustaria subir. Recuerdas a gente, incluso querrías que pudieran ver lo que en ese momento se ve desde ahí arriba.



No nos recreamos mucho en la cumbre, el aire que sopla es algo fuerte y frío, además la bajada es incierta ya que no tenemos muy claro por donde va. Así que la sensación de paz y tranquilidad todavía no nos llega pues todavía queda un camino complicado. Supuestamenta hay que tomar una canal desde la cresta que baja de la cumbre y que nos lleva a un circo desde el que llegaremos al refugio.
Desde la cresta todo se ve bastante inclinado y adivinamos hasta tres canales, pero no sabemos si alguna de ellas nos lleva al circo.



Nos guiamos por la intuición de Miguel y ¡Suerte! damos con ella, así que con cuidado vamos bajando, pues siempre tenemos el riesgo de que alguna placa se desprenda, pues en algún tramo observamos alguna grieta en la nieve, que como poco nos preocupa, pero hay que bajar si o si.




Por suerte todo sale bien y hasta disfrutamos de una bajada en tobogan, larguísima, creo que nunca he bajado tantos metros con el culo arratras en toda mi vida.
Si las condiciones de la nieve son buenas, merece la pena ir a la Cara Sur de la Peña Sabocos.
Hasta la próxima.

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