Seguramente los kilómetros de años atrás han ido haciendo huella, hasta el punto en el que tengo la sensación de que se termina mi etapa de corredor de largas carreras montaña.
También influyó comenzar la temporada con carreras largas, como el ultra Trail de Les Fonts, carrera de 105km en 3 días.

La primera etapa es una nocturna, a la que casi no llego por que me confundí de pueblo, me fui a XERT y no XERTA. Pero al final y conduciendo fuera de la ley, llegue 40´ antes de la salida (21 horas); veinti pocos kilómetros hechos con frontal, con mucho ambiente y no mucho desnivel, así que en un par de horas o poco más llegaba a la meta.
Al día siguiente a las 5 arriba y salida a las 6. Cincuenta y tantos kilómetros de carrera y dos mil y muchos metros de desnivel. Un paisaje bonito, caminos muy rotos en ocasiones, temperaturas bajas y calambres a partir del km 20, que por un momento me hicieron pensar en la retirada. Las rodillas me empiezan a pinchar pero no lo suficiente para parar, así que llegada a meta sobre las 3 de la tarde o eso es lo que recuerdo porque tampoco tengo los tiempos parciales de las etapas.


Cresteando en los puntos altos de la carrera y con esa sensación de estar perfectamente adaptado a ese medio, saltando de piedra en piedra y con la alegría de estar donde en ese momento quieres estar. Estas sensaciones van cambiando conforme pasan las horas, el empuje se esfuma, el ánimo se desvanece y comienza la batalla personal en la que no siempre ganas.


La siguiente carrera fue en Castellón, a mediados de mayo. La Marató i Mitja de Peñagolosa. Son 62km y unos casi tres metros de D+. En el km 32 me tuve que retirar, las rodillas no aguantaban y llegó un punto en el que casi no podia andar, horrible!!.
Así que mi amigo Fede viene a recogerme y dedicamos el resto del día a recorrer la sierra, a recordar buenos momentos y a preparar otros. Cierta tristeza me invade por que ese dolor de rodillas no auguraba nada bueno, pero compartir ese fin de semana con Fede, hizo dejar de lado ese malestar.
En los siguientes meses sigo entrenando sin hacer muchos kilómetros, tratando de no castigar mucho las rodillas y aunque tengo algunas molestias decido apuntarme a la "Subida al Veleta" en Sierra Nevada.
Así que pensando en acabar bien esta carrera me planteé algún entrenamiento largo. Hacia tiempo que me rondaba la idea de subir al Monte Perdido desde abajo, desde Torla. Este fue mi primer tres mil con siete años junto a mi padre. Subíamos a dormir al refugio de Goriz el día antes de la cumbre y solo esa subida hasta el refugio la recordaba como algo largo, más que un dia sin comer.
En los años siguientes a ese 1979, llegué a la cima del Perdido en varias ocasiones pero siempre por otras vertientes y nunca más volví a subir por Ordesa.
Así que no solo se trataba de un entrenamiento más, sino de un reencuentro con aquel niño "rubiete" que desde muy pequeño comenzó a soñar con montañas y de las que ya nunca se bajó.
A finales de julio aparco el coche en un parking antes del puente de los Navarros y justo después de pasar Torla; desde allí empezaba a las 11 de la mañana, algo tarde pero con muchas horas de luz todavía.

Hasta la cola de Caballo había llegado en otras ocasiones dando algún paseo, pero desde allí hasta Goriz no había vuelto a pasar desde que lo hice por primera vez en el año 79. El calor se siente, pero las ganas de llegar a la cumbre son más fuertes.

Vídeo del tramo llamado Escupidera, peligroso en invierno o con nieve dura.

Más panorámica desde la cumbre, con una visión de los valles que rodean a este macizo que es sobrecogedora. Y vuelvo a ver a ese niño rubiete que era yo en aquella primera vez que subía a este Pico. Con la misma emoción a pesar de los años, con menos miedo ahora que entonces y sintiendo la recompensa por ese esfuerzo, la recompensa de poder ver el mundo de las montañas desde ahí arriba, la recompensa en forma de felicidad por llegar a conseguir algo que un día pensé.

Estos es lo que pasa cuando llevas tantas horas rodando solo y tienes una cámara de vídeo incorporada en el teléfono.
Llego el día de la Subida al Veleta, el 7 de agosto del 2011. eran 50km y unos 2700 mts de desnivel positivo, con llegada justo por debajo de la cima del Veleta y a unos 3200 mts de altura.
La carrera se desarrolla en muchos kilómetros sobre asfalto y los últimos 10 o 15 km pasan a ser sobre pista de tierra. Pero con ese tremendo desnivel que sube y la altura a la que llegas, yo la considero una gran carrera de montaña.




Llegué a la meta en 5h y 41´ y en el puesto 100 de la clasificación general. Las rodillas se resintieron pero pude terminar.
Años atrás se hacia el Aneto X-treme, maratón de montaña que salia de Benasque y llegaba a la cumbre del Aneto para volver a bajar hasta Benasque y que un buen año, creo que sobre el 2000 se dejó de hacer y ya no me pude apuntar
Así que me quedé con las ganas de completar ese recorrido e incluso la idea se llegó a dormir. Pero el verano pasado se despertó y al fin de semana siguiente al de "AL ANETO HEMOS DE IR", me planteo llegar a la cumbre desde Benasque y bajar.
Me pongo en marcha sobre las 8 de la mañana y en unas cuatro horas más o menos me planto en la cumbre, la subida la hago por vallivierna y collado de Coronas, que es por donde transcurría la prueba original.
Y que divertida es la cámara de vídeo
Y que divertida es la cámara de vídeo
Fue un día caluroso
II carrera de montaña Valle de Pineta. Una carrera encantadora con 24,5km y 1500 mts de desnivel positivo, esta vez 2h 52 y en la clasificación general el 18. Primera carrera de montaña para mi hermano Enrique, sudó lo suyo pero llegó.
Enrique, mi hermano, se apuntó a la corta que es una media maratón con unos 1000 mts de D+ aprox. Volvió a sufrir, pero creo que acabará enganchándose


III ultra trail GUARA-SOMONTANO Con casi 100km y unos 5000 nts de D+. Extraordinaria salida la de esta carrera. Ahí nos juntamos varios de los colegas que compartimos esta devoción.

Esta vez no pudo ser, me retiraba en el km 45 en Rodellar, otra vez las rodillas se resentían además de alguna molestia lumbar así que lo mejor era parar y dar por terminada la temporada y no cargar más las debilitadas rodillas.