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El valor de una montaña está en los caminos que descubres desde ella

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Zaragoza, Aragón, Spain
Que este blog sirva para recoger algunas de las ascensiones y escaladas que desde hace unos cuantos años voy acumulando, con la intención de compartir esas vivencias, las sensaciones, los rincones del pirineo y de otras cordilleras; darle más vida a mis recuerdos y desde ellos, tratar de llegar a esos otros sitios a los que siempre he querido ir. Compartir estas historias con quien las viví y con quien por casualidad llegue hasta aqui. Que además,sea un punto de información para los que un día se planteen pasar por allí. Espero que os resulte entretenido y a la vez, os muestre la opinión de uno más, que un buen día y siendo muy pequeño, no pudo resistirse al encanto de un entorno tan natural, tan hóstil y tan fragil, del que ya nunca pude separarme, aún teniendo algunos momentos tristes y muchos de ellos muy duros. A pesar de todo y de tantos años, sigue siendo la montaña uno de los sentidos que dan forma a mi vida.

domingo, 22 de octubre de 2023

…HAY UNA RESPUESTA AL POR QUÉ, PERO NO ES SOLO ESTA...

En la entrada anterior, me pudo más destacar el valor que para mí tiene tanto esfuerzo y dejar para después escribir sobre el por qué entrar tan de lleno en la naturaleza y tratar de aprender a existir en ella.

Debo reconocer que es fácil dejarse llevar por el ego o sentirse poderoso por algunas de las facultades que desarrollas en los diferentes niveles a los que te vas entregando y sobretodo si hablamos de correr en la montaña o más bien lo relacionado con la competición.

Y ya que me meto en este arenal, dejo para después escribir sobre el por qué ese pequeño rubiete se maravilló con las montañas.

He participado mucho en ellas, en las carreras, y puedo decir que me he exprimido hasta el punto de desgastarme. Las carreras me han facultado y me han puesto en disposición de acometer otros retos en mi vida montañera. Me han situado por encima de la media y a esto hay que ponerle cabeza, porque ese ego, ese engrandecimiento al que puedes llegar de manera errónea, puede ser también el que te lleve a desaparecer de este mundo... esto puede pasar, ya que sumamos al riesgo casual que tiene la montaña, la capacidad individual mal ajustada...En mi humilde opinión, perder la vida por no calibrar bien las posibilidades es un acto egoísta,  porque esa muerte trasciende más allá del accidente fortuito con el que todos podemos encontrarnos. Ese acto deja en nuestro entorno desolación y una herida interior cuya cicatriz quizás no se vea, pero estará siempre presente. nos valdrá como consuelo, el pensamiento de "murió haciendo lo que le gustaba" pero no debemos olvidar que hubo un momento en el que se tomó una decisión equivocada o no se pusieron en valor todas las variables.

La montaña tiene esa crudeza, los riesgos casuales, una decisión mal tomada, un desconocimiento del medio o un abuso de capacidad, puede hacer que desaparezcas y así como lo escribo, ni si quiera el cuerpo llega a aparecer.

Esto pasa en otras facetas de la vida ya que este tipo de actuaciones son inherentes al ser humano y el modus operandis será el mismo e igualmente, las consecuencias de decisiones mal calibradas (por desconocimiento, egoísmo, preparación...) no solo las sufre el o la protagonista, también pueden llegar a sufrirlas otros y no los primeros, pero estas otras facetas no son las que me ocupan ahora.

Quizás hubo un tiempo que me volqué en exceso en ellas, en las carreras, quizás por no tener posibilidad de acudir con más frecuencia a las grandes montañas...yo entiendo por grandes montañas aquellas que sobrepasan los 5000 mts, por ejemplo... 

En las carreras he podido exigirme, medir mis posibilidades, conocerme en lo físico y emocional y trabajar en aquello que no me gustaba. 

Las carreras de montaña de larga distancia se acercan en cierta medida, a las exigencias físicas que tiene la ascensión a una gran montaña, por el nivel de fatiga y por tener que vencerse a uno mismo para no caer en el abandono. Un asunto aparte es el factor altitud, esto es para experimentarlo...

Tengo muy claro que no son las carreras de montaña la manera más idónea de conocer y sentir la montaña. Si entiendo que dentro de esa pasión por la naturaleza salvaje y la alta montaña, uno quiera sentir todo esto con más intensidad, conocer su capacidad, moverse con determinadas hostilidades que la montaña tiene y con las que se debe lidiar, permitiendo con esto alcanzar nuevos niveles, afrontar otros retos y con ello profundizar en el interior y en el conocimiento. Esto sí tendrá un gran valor, saber extraer las cualidades que se consiguen y ponerlas al servicio de uno mismo desde la humildad y la honestidad

Y ahora sí, el por qué ese pequeño rubiete se vinculó de esta manera a la montaña, comenzando a conocerla primero con sus padres y después queriendo ir sólo con amigos, para poder tomar decisiones en ese terreno. 

Tendría unos trece años cuando conseguí que me dejarán marchar, con gente más mayor y conocedora, eso me permitió empezar a gestionar situaciones con la experiencia que ya tenía e ir despegando...sin prisa... y sin pausa

Rescataré algún apunte que añadí en alguna de las entradas anteriores y que tienen que ver con un gran himalayista como fue Erhard Loretan (el tercer hombre en conquistar los catorce ochomiles, algunos de ellos por rutas que no han vuelto a ser repetidas) aquellas palabras se recogían en alguna entrevista y en la que se daba la noticia de su muerte en el día de su 52 cumpleaños, en una montaña de los Alpes y mientras trabajaba como guía de montaña.

"¿Que puede provocar más entusiasmo en un joven que descubrir una pasión que le llenará toda su existencia? ¿Acaso ser alpinista no es la mejor forma de aproximarse al cielo, tanto físicamente como espiritualmente? He tomado la decisión de vivir intensamente, tuteando al riesgo. Me preguntan constantemente por qué escalo, la respuesta se halla en las fotografías que he tomado, ellas abren una ventana sobre...mis vivencias".

Estas serán algunas de las razones y seguramente habrá más. Pero así pienso que fue, aquellas imágenes que mis ojos retenían en cada excursión, cada vez que nos elevábamos alto, amaneceres, colores, contrastes, olores, sonidos; todo ello enmarcado en el esfuerzo, en el sudor y con un resultado final, que hoy en día reconoceríamos como "un gran trabajo personal y de crecimiento"

Esto siempre me llevaba a descubrir nuevos caminos, nuevas rutas, nuevas experiencias tanto en la montaña como en la vida. 

Todo esto le da un gran valor añadido a la vida, ese tipo de valor que consiste en darle sentido, sea cual sea el motor. Demostrado está, que la misión del ser humano en la tierra es darle un sentido a la vida; Y EL VALOR DE LAS MONTAÑAS ESTÄ EN LOS CAMINOS QUE DESCUBRES DESDE ELLAS. bien sea en sus líneas, en el horizonte o en la voz interior que se despierta cuando te encuentras en ellas.

Y en este ir y venir de pensamientos, recuerdo aquel viaje de 1998 a Ecuador, un viaje de 15 días en los que quería ascender los volcanes Cotopaxi y Chimborazo. Al primero subí después de aguantar con mal de altura durante varios días en el refugio, en el primer día que me encontré bien, me fui para la cumbre y lo conseguí!!. En el segundo no tuve el valor suficiente para salir del refugio y enfrentarme yo sólo a esa montaña. Sólo, porque viajé sólo, sólo porque nadie más ascendía esa montaña y sólo en el refugio porque ni siquiera el guarda estaba, se había ido a dormir a un refugio más abajo y a pie de auto y antes de marcharse ya me advirtió que hacía unos días habían entrado a robar en él, que tuviera cuidado y estuviera atento...
Atento fue poco...en las tres noches que allí estuve no fui capaz de dormirme, la cantidad de ruidos que por la noche oía consecuencia del fuerte viento que se levantaba, me lo impedían y ya os imaginaréis cual era mi pensamiento constante por la noche, los ladrones están intentando entrar...
No conseguí la capacidad necesaria para ponerme en marcha a las 3 de la mañana y subir a esa cumbre del Chimborazo de 6263 mts, partiendo del refugio en el que me encontraba a 4800 mts y en la más absoluta soledad. El estrés físico y mental devoraron cualquier iniciativa en ese sentido, menos en aquel que me llevaba de nuevo a regresar a Quito, esto fue otra entretenida historia, ya que el taxi con el que acordé una fecha de regreso nunca volvió a buscarme… no tengo fotos de todo esto, pues solo están en diapositiva y no las he digitalizado…

Así que me apropio de estas imágenes para poder ver al menos como son estas montañas, que además de ser muy bellas, están en un maravilloso país…

      Cotopaxi 5897 mts - 05/1998 - Cumbre en solitario

        Chimborazo - 6.263 mts






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