"Aguas abiertas, un mar de sensaciones y un buceo hacia el interior"
Me pasó como a una gran parte de las personas que nadan, me di cuenta que a mi espalda le iba muy bien y así vengo haciéndolo desde...¿hace 10 años?, por ahí andará...
Alternando con el resto de actividades, trataba de nadar al menos un día a la semana y por supuesto que no pasarán más de quince días sin nadar... esto en algunos periodos no se cumplía pero ese era el compromiso.
Idas y venidas en los 25 metros de piscina, no bajando de 60 largos y llegando a los 120 en alguna ocasión, lo habitual 100...una medida que me parecía justa y adecuada a mí. Por suerte o por desgracia tenemos que medir, esos eran mis números y a ellos me ajustaba como un "galeote feliz"
A veces me notaba con la agilidad de un delfín, otras como un carguero repleto de contenedores. En otras ocasiones la cabeza sumergida tanto rato en el agua me provocaba un efecto de olla a presión, por suerte siempre encontraba algún "pitorro" por el que liberar una parte de ella.
En general, la natación en piscina siempre me resulta costosa, poco apetecible, pero cuando llego al largo 80 (2000 mts) empieza a ser un reto y la perspectiva ya empieza a ser distinta. Los días que me proponía sobrepasar los 100 largos, esos días eran de gloria, cubría distancias de 3000 mts (120 largos) y a la ducha me iba más contento que unas castañuelas, con unos cuántos dolores mecánicos por el movimiento repetitivo. Esas eran las métricas en las que me movía y que yo mismo me había impuesto.
Comenzando este 2024, hubo un cambio en la manera de mirar el otro extremo de la piscina. Mi amigo Loren, compañero en estas y otras fatigas, me propuso participar en una prueba de natación en aguas abiertas, en este caso en el mar. Él ya había tenido alguna experiencia anterior y cuando me lo contaba, quedaba patente ese magnetismo que le había generado el mar. Quizás ese magnetismo ya lo tenia como amante del Surf que es, pero la natación en aguas abiertas lo reafirmaba
Esto fue una bendición, un descubrimiento y nuevo sentido a esta disciplina de la natación. Puedo decir, al igual que en las ascensiones y escaladas que llevamos a cabo en la montaña, a las que yo llamo entregas, esas mismas se despertaron en uno de los entrenos en el mar antes de la Marnatón de San Feliu de Guixols, donde Loren y yo estábamos apuntados para los 6k.
Nadar en la piscina tenia un nuevo sentido, los estímulos al sentir el agua clorada en el cuerpo eran distintos, esta era la manera en la que debíamos preparar las siguientes entregas en aguas abiertas, ya que el mar no lo tenemos cerca y lo de meternos en los pantanos todavía no lo tenemos claro...
En algunas de las idas y venidas de piscina llegue a cubrir distancias de 5 y 6 km, algo que después de la experiencia creo que no es necesario, quizás si lo sea tener más sesiones en el mar abierto
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