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El valor de una montaña está en los caminos que descubres desde ella

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Zaragoza, Aragón, Spain
Que este blog sirva para recoger algunas de las ascensiones y escaladas que desde hace unos cuantos años voy acumulando, con la intención de compartir esas vivencias, las sensaciones, los rincones del pirineo y de otras cordilleras; darle más vida a mis recuerdos y desde ellos, tratar de llegar a esos otros sitios a los que siempre he querido ir. Compartir estas historias con quien las viví y con quien por casualidad llegue hasta aqui. Que además,sea un punto de información para los que un día se planteen pasar por allí. Espero que os resulte entretenido y a la vez, os muestre la opinión de uno más, que un buen día y siendo muy pequeño, no pudo resistirse al encanto de un entorno tan natural, tan hóstil y tan fragil, del que ya nunca pude separarme, aún teniendo algunos momentos tristes y muchos de ellos muy duros. A pesar de todo y de tantos años, sigue siendo la montaña uno de los sentidos que dan forma a mi vida.

viernes, 30 de diciembre de 2011

2011...UN AÑO FLOJO PARA LAS CARRERAS

El 2011 empezó con grandes propósitos en cuanto a carreras se refiere, pero mientras iban pasando los meses la realidad fue otra.
Seguramente los kilómetros de años atrás han ido haciendo huella, hasta el punto en el que tengo la sensación de que se termina mi etapa de corredor de largas carreras montaña.
También influyó comenzar la temporada con carreras largas, como el ultra Trail de Les Fonts, carrera de 105km en 3 días.



Allí coincidimos algunos amigos sufridores de estas cosas, Mario, Javier, Pablo y alguno más.


La primera etapa es una nocturna, a la que casi no llego por que me confundí de pueblo, me fui a XERT y no XERTA. Pero al final y conduciendo fuera de la ley, llegue 40´ antes de la salida (21 horas); veinti pocos kilómetros hechos con frontal, con mucho ambiente y no mucho desnivel, así que en un par de horas o poco más llegaba a la meta.


Al día siguiente a las 5 arriba y salida a las 6. Cincuenta y tantos kilómetros de carrera y dos mil y muchos metros de desnivel. Un paisaje bonito, caminos muy rotos en ocasiones, temperaturas bajas y calambres a partir del km 20, que por un momento me hicieron pensar en la retirada. Las rodillas me empiezan a pinchar pero no lo suficiente para parar, así que llegada a meta sobre las 3 de la tarde o eso es lo que recuerdo porque tampoco tengo los tiempos parciales de las etapas.





Cresteando en los puntos altos de la carrera y con esa sensación de estar perfectamente adaptado a ese medio, saltando de piedra en piedra y con la alegría de estar donde en ese momento quieres estar. Estas sensaciones van cambiando conforme pasan las horas, el empuje se esfuma, el ánimo se desvanece y comienza la batalla personal en la que no siempre ganas.



Al final de los tres días de carrera recogemos nuestros diplomas. Ahí están Mario y Javier, Ramón por detrás al que siempre echo en falta si en alguna de las carreras no está. Sabes que cuando él está habrá una buena crónica de la carrera y tendrás una buena foto en algún punto estratégico de la misma. Un gran tipo Ramón (Su blog, monrasin - corriendo por la sierra)




En ese fin de semana, con tres días de carrera, sumamos 105km, 5250 mts de desnivel positivo y un total de 14h 46´, en mi caso y en la clasificación general, puesto 55, creo que estábamos unos 150 más o menos., no lo recuerdo bien.


La siguiente carrera fue en Castellón, a mediados de mayo. La Marató i Mitja de Peñagolosa. Son 62km y unos casi tres metros de D+. En el km 32 me tuve que retirar, las rodillas no aguantaban y llegó un punto en el que casi no podia andar, horrible!!.


Así que mi amigo Fede viene a recogerme y dedicamos el resto del día a recorrer la sierra, a recordar buenos momentos y a preparar otros. Cierta tristeza me invade por que ese dolor de rodillas no auguraba nada bueno, pero compartir ese fin de semana con Fede, hizo dejar de lado ese malestar.



En los siguientes meses sigo entrenando sin hacer muchos kilómetros, tratando de no castigar mucho las rodillas y aunque tengo algunas molestias decido apuntarme a la "Subida al Veleta" en Sierra Nevada.



Así que pensando en acabar bien esta carrera me planteé algún entrenamiento largo. Hacia tiempo que me rondaba la idea de subir al Monte Perdido desde abajo, desde Torla. Este fue mi primer tres mil con siete años junto a mi padre. Subíamos a dormir al refugio de Goriz el día antes de la cumbre y solo esa subida hasta el refugio la recordaba como algo largo, más que un dia sin comer.


En los años siguientes a ese 1979, llegué a la cima del Perdido en varias ocasiones pero siempre por otras vertientes y nunca más volví a subir por Ordesa.

Así que no solo se trataba de un entrenamiento más, sino de un reencuentro con aquel niño "rubiete" que desde muy pequeño comenzó a soñar con montañas y de las que ya nunca se bajó.

A finales de julio aparco el coche en un parking antes del puente de los Navarros y justo después de pasar Torla; desde allí empezaba a las 11 de la mañana, algo tarde pero con muchas horas de luz todavía.







Hasta la cola de Caballo había llegado en otras ocasiones dando algún paseo, pero desde allí hasta Goriz no había vuelto a pasar desde que lo hice por primera vez en el año 79. El calor se siente, pero las ganas de llegar a la cumbre son más fuertes.



El Cilindro de Marboré desde la cumbre del Perdido, creo que me llevó unas cuatro horas y media llegar a la cima





Vídeo del tramo llamado Escupidera, peligroso en invierno o con nieve dura.





Más panorámica desde la cumbre, con una visión de los valles que rodean a este macizo que es sobrecogedora. Y vuelvo a ver a ese niño rubiete que era yo en aquella primera vez que subía a este Pico. Con la misma emoción a pesar de los años, con menos miedo ahora que entonces y sintiendo la recompensa por ese esfuerzo, la recompensa de poder ver el mundo de las montañas desde ahí arriba, la recompensa en forma de felicidad por llegar a conseguir algo que un día pensé.


Recuerdo que durante la subida entre el bosque, antes de llegar a la cola de caballo y tratando de conseguir trotar en esas pendientes, oigo como una mujer con voz alta y clara me dice: "vaya esfuerzo tan inútil"; y que razón tenia la mujer, ese hecho simple de tratar de correr en ese medio, someter el cuerpo a esa extenuación, partir como un pura sangre y volver arrastrándome, no tenia utilidad alguna. Como no la tiene sacar a una virgen o a un santo sobre un trono a pasear por la calle o llevar una cruz a las espaldas por penitencia o hartarse de cervezas y hasta las tantas de la mañana (algo que también hago alguna que otra vez) y otras tantas cosas inutiles a ojos de los demás que rodean nuestras vidas. Esta mujer se olvido antes de exclamar aquello, preguntarse o preguntarme el porqué hacía eso. Se olvido pensar porqué ella misma se encontraba andando por ese camino. No dije nada y continué en mi empeño, por que era el mío, mi penitencia, mi religíón, mi felicidad.

Estos es lo que pasa cuando llevas tantas horas rodando solo y tienes una cámara de vídeo incorporada en el teléfono.







Llego el día de la Subida al Veleta, el 7 de agosto del 2011. eran 50km y unos 2700 mts de desnivel positivo, con llegada justo por debajo de la cima del Veleta y a unos 3200 mts de altura.

La carrera se desarrolla en muchos kilómetros sobre asfalto y los últimos 10 o 15 km pasan a ser sobre pista de tierra. Pero con ese tremendo desnivel que sube y la altura a la que llegas, yo la considero una gran carrera de montaña.


Llegué a la meta en 5h y 41´ y en el puesto 100 de la clasificación general. Las rodillas se resintieron pero pude terminar.

Años atrás se hacia el Aneto X-treme, maratón de montaña que salia de Benasque y llegaba a la cumbre del Aneto para volver a bajar hasta Benasque y que un buen año, creo que sobre el 2000 se dejó de hacer y ya no me pude apuntar
Así que me quedé con las ganas de completar ese recorrido e incluso la idea se llegó a dormir. Pero el verano pasado se despertó y al fin de semana siguiente al de "AL ANETO HEMOS DE IR", me planteo llegar a la cumbre desde Benasque y bajar.

Me pongo en marcha sobre las 8 de la mañana y en unas cuatro horas más o menos me planto en la cumbre, la subida la hago por vallivierna y collado de Coronas, que es por donde transcurría la prueba original.



Y que divertida es la cámara de vídeo
















Fue un día caluroso


II carrera de montaña Valle de Pineta. Una carrera encantadora con 24,5km y 1500 mts de desnivel positivo, esta vez 2h 52 y en la clasificación general el 18. Primera carrera de montaña para mi hermano Enrique, sudó lo suyo pero llegó.

Todo un clásico de las carreras de montaña aragonesas, "La Puyada a Oturia" con 38km y 2200 mts de desnivel +. No he vuelto a terminar esta carrera en el crono del primer año, pero bueno, la termino que no es poco. Este año 4h 57´


Enrique, mi hermano, se apuntó a la corta que es una media maratón con unos 1000 mts de D+ aprox. Volvió a sufrir, pero creo que acabará enganchándose









Por detrás el Pico Oturia, punto más alto de la carrera.


III ultra trail GUARA-SOMONTANO Con casi 100km y unos 5000 nts de D+. Extraordinaria salida la de esta carrera. Ahí nos juntamos varios de los colegas que compartimos esta devoción.












Esta vez no pudo ser, me retiraba en el km 45 en Rodellar, otra vez las rodillas se resentían además de alguna molestia lumbar así que lo mejor era parar y dar por terminada la temporada y no cargar más las debilitadas rodillas.


sábado, 10 de diciembre de 2011

NO FUE UNA NORTE CUALQUIERA, FUE LA DEL VIGNEMALE




Caras Norte en el Pirineo hay unas cuantas y famosas también. Pero la cara Norte del Vignemale es, no sé... o quizás si, es la pared que cualquier alpinista desea recorrer en algún momento de su vida montañera. Un montón de años puesta en el punto de mira deseando alcanzarla, con una mezcla de miedo, deseo y atracción, que durante todo este tiempo estuvo en agitación.


Nos llegó la hora a Juan Pablo y a mí; muchos años ausentes el uno del otro aunque ambos flotando en las mismas nubes. Después de alguna provocación por su parte, un día de mediados de agosto de este año le digo que sí. que nos vamos a la Norte del Vignemale el fin de semana del 27 de agosto, tres días después de mi cumpleaños. El confía en mi fortaleza y yo en su olfato y su nivel de escalada, algo que pude comprobar durante las poco más de 15 horas que estuvimos en la pared. Pero además, nos unía la ilusión de un proyecto que nos hará recuperar de algún modo el tiempo que hemos estado ajenos el uno del otro.


Fuimos lentos, si, pero seguros y certeros también; algunas cordadas con las que coincidimos también nos hicieron engrosar el horario. Pero claro, esta pared y esta ruta de la Norte no sólo era deseada por nosotros, como bien os podéis imaginar.








Con nosotros también venían Rakel y Almudena ellas querían llegar a la cumbre de la Pique Longue por el glaciar D´Ossau. Llegamos a Pont de Espagne con una meteo muy cruda, una cortina de agua nos acompaña mientras nos preparamos en los porches de las taquillas del telecabina. Al rato deja de llover, durante el camino la niebla se levanta, el sol nos empieza a dar y para cuando llegamos al refugio de Oulettes, los cielos están despejados. Solo se resiste la norte, que casi anocheciendo se revelaría ante nosotros. A pesar de la excitación pude dormir durante algún rato y sobre las dos de la mañana sonaría el despertador; desayunamos y a las 3 y pico de la mañana salimos hacia el pie de la pared. No recuerdo una noche tan cerrada, no distinguiamos ni el perfil de la pared que empezamos a adivinar sobre las 5:30 de la mañana.

Sobre las 7 empezábamos el primer largo de la vía y un poco más tarde Almu y Rakel, salen del refugio hacia cumbre, darían un gran rodeo a la montaña para adentrarse por el glaciar y ascender a la Pique Longue por el sur, justo la vertiente contraria a la nuestra. Sobre las 13 horas llegaban a cumbre y en algún momento pensaron que podíamos estar saliendo de la vía a la cumbre también; sobre esas horas debíamos estar por la mitad de la pared más o menos

Los largos se suceden y vamos sintiendo como llega la tarde y esto nos inquietaba un poco. porque la noche estaba cerca, el frío era intenso y rondábamos algún grado bajo cero. Algunas chorreras de agua estaban totalmente congeladas. Andabamos a tres largos del final de la vía cuando la oscuridad nos envuelve y no tenemos muy claro por donde seguir, pero vamos buscando lo más evidente.

El silencio de Juan Pablo delata la fatiga y no es para menos, durante los casi 900 metros de escalada estuvo a la cabeza intuyendo la vía, visualizando lo que durante mucho tiempo a atrás leyó una y otra vez, no se equivocó en ninguna de sus elecciones cuando el camino a seguir no era claro. Yo me limite a ser un segundo eficiente ya que llevaba mucho tiempo sin escalar en grandes paredes, sin encontrarme delante de un mar de roca vertical, no tenía ni el olfato, ni la confianza que te dan las horas de escalada en terrenos como este, solo tenía mi resistencia y el aguante que te dan las horas y km corridos por montaña; así que solo pude moverme rápido e intentar recuperar una parte del tiempo perdido en los momentos de espera o cuando no teníamos muy claro como continuar. Intente animarle lo mejor que pude, no silencie en ningún momento la admiración que me provocaba verle escalar, orientarse en la pared, lo seguro y metódico de sus movimientos, solo así se puede llegar a escalar el grado que él escala y hacer algunas de las Rabadas- Navarro, que lleva a sus espaladas. ¡Que grande eres Jean Paul! le gritaba una y otra vez. Eran casi las 10 de la noche para cuando pisamos la cumbre de la Pique Longue. Ya hacia unas cuantas horas que Almu y Raquel habían estado en la cumbre, nos preocupaba que estuvieran algo intranquilas por no tener noticias nuestras al caer la noche, intenté llamar al refugio pero la cobertura no era buena.


En ese momento teníamos dos opciones, dormir en la cumbre o comenzar a bajar por un camino desconocido y optamos por la segunda. Al poco rato de bajar topamos con una de las cuevas de Russell, que suerte la nuestra. Convencí a Jean Paul y nos metimos a dormir. Ya os podéis imaginar que noche, gracias a una manta térmica que traía J.P. y alguna prenda de pluma extra, fuimos pasando la noche. Ahí estábamos pegados como dos amantes, compitiendo a ver quien tiritaba más fuerte. La mañana siguiente fue emocionante, otra vez reinaba el sol, así que recogimos veloces y salimos a su encuentro, que placer sentíamos cuando ese sol de alta montaña nos empezó a calentar. ¡Que momento!


Al encuentro nuestro venían Almu y Rakel y que alegría nos llevamos al verlas y que suerte la nuestra cuando se brindaron a llevarnos las mochilas hasta el refugio de Oulettes.


Las imágenes de todo esto que os cuento, quedan recogidas en este vídeo, con las fotos de la Norte intercaladas con la ascensión de las chicas por la vertiente sur. Música, la que me ha parecido, pero solo dos melodías. La primera muy conocida "Human"de The Killers y la segunda una delicia para los sentidos, "Gassenhauer" de Carl Orff, Un regalo para los sentidos, una demostración de que no solo la poesia se lee en papel, sino que además se escucha. Y aquel fin de semana de finales de agosto fue eso, una delicia para los sentidos, por unas cuantas razones que espero se puedan percibir con las imágenes.


Almu, Rakel, Juan Pablo, no tengo más regalo de Navidad que esto para vosotros, así que más vale que os guste, por que no hay más. Besos y abrazos.


¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!




domingo, 13 de noviembre de 2011

GASHERBRUM I, sueño y pesadilla

Fue en el 2003 cuando se gesto lo del Gasherbrum I; yo buscaba algún compañero para ir de nuevo al Mckinley. Cuando le hablé a Diego del Mckinley, él me propuso unirme a otro proyecto con otro grupo de colegas, algunos conocidos para mi y otros no. Para cuando me quise dar cuenta mi cabeza ya estaba en Asia, en el Karakorum.
Creo que no dije que si a la primera, pero realmente ya empezaba a imaginarme en el entorno, en los preparativos, en la dureza, la convivencia y sin más, ya estaba sumergido en el proyecto. Como iba a decir que no, como renunciar a la posibilidad de llegar a una cumbre de ocho mil metros.


Creo que sobre la primera semana de junio partíamos hacia Pakistan. Teníamos aventura para dos meses a uno de los ochomiles más pequeños de los catorce, pero con una ruta de ascenso algo complicada y sobre todo expuesta. Quizás no era el ochomil más adecuado para los que por primera vez pretendíamos llegar a esa altura. Pero allí que fuimos.


Pudo haber sido un viaje magnifico, si fue una experiencia que nos marcó a todos para el resto de nuestros días. Rara vez hablo de este viaje, incluso con los más cercanos a mí; durante todos estos años lo guardé bien adentro. Sin embargo, pienso que llegó el momento de sacarlo, porque sigo recordando con demasiada frecuencia los paisajes durante la aproximación al Campo Base, lo inmensas y brutales que son las montañas del Karakorum, las conversaciones de todos los que fuimos, la sonrisa de Nancy, la cara quemada de Eva al bajar de la cumbre, el silencio de Jorge, las bromas con Diego y David y aquel "Asturias patria querida" que cantó Jose Manuel, en una noche de bailes y cantos con los porteadores, se desgarraba la garganta cantando hasta el punto que todos arrancamos a cantar con él, fue un momento muy entrañable.


Ninguno nos imaginamos ni por un instante el giro tan brusco que dio nuestra expedición, HISPANO-ARGENTINA (así la llamamos) a partir del 5 de julio del 2003. Recuerdo como se me quedaba la mente en blanco, cuando Diego me comunicaba por radio que Jose Manuel y Nancy se quedaban en la montaña para siempre.


No hay detalles que dar, tan solo quiero recordar una vez más aquel viaje, quisiera dar un abrazo a todos los que allí estuvimos y a otros que allí nos encontramos. Recordar una vez más a Jose Manuel y a Nancy, lo que eran, lo que aprendí de ellos, la ilusión y las ganas que tenían, y la pasión que ponían en lo que hacían. Dejo estos dos vídeos que hace unos años hice y que me apetece compartir.


Y nada más, que sirva esto como recuerdo, y que los que volvimos de ese viaje podamos seguir llevando en nuestra memoria a Jose Manuel y a Nancy allí donde vayamos.









jueves, 20 de octubre de 2011

AL ANETO HEMOS DE IR...

Han sido bastantes veces las que he estado en la cima del Aneto y ninguna me ha dejado indiferente, a pesar de ver los mismos paisajes, las mismas cumbres y las mismas piedras; supongo también que subir por diferentes vertientes ayuda, así como con distinta gente y a distintas edades. La primera vez que puse el pie en esta cumbre fue en el siglo pasado, en 1980, tenia ocho años y era el mes de julio. Ostias!!! contado así como que asusta y todo, tampoco hace tanto tiempo, ja, ja, ja.

Vaya emoción, creo que aun puedo sentir la tensión que pasé cuando bajando de la cumbre y a la altura del collado de coronas, mi padre se cayó en una grieta, por suerte le sujetó la mochila y rápidamente, como a mi me llevaban encordado, le pasamos la cuerda por debajo de los brazos y tiramos para sacarlo con más fuerza que Iñaki Perurena levantando piedras. Nos acompañaba en aquella excursión Antonio Gros de Huesca, del club Peñaguara y otro compañero del que ya no recuerdo el nombre. El resto de bajada que nos quedaba por el glaciar la hice asustadisimo, pensaba que a cada paso que daba me iba a hundir en una grieta. Buf! aun me acuerdo.


Esta vez era el 15 de agosto de este 2011, uno de los fines de semana que más gente se encarama a la cumbre del Aneto. El 14 por la noche y sobre las 0:00h llegamos al plan de pescadores. Hemos subida toda la pista con una luna llena espectacular, de esas que invitan a caminar, de las que quitan el sueño ¡¡ de las que enamoran!! je, je, je Pongo esta foto de la luna, que aunque no deja ver mucho es la única que tengo y la quiero poner.


Despúes de pasar la noche en el plan de pescadores, seguimos camino del Lago de Coronas. Ese sería el siguiente emplazamiento y desde donde pensábamos subir primero al Aragüells y después al Aneto, pero los planes fueron cambiando.


Jean Paul, como suele ser habitual en él "gozando" y no es para menos pues estábamos en el lado romántico del Aneto, la vertiente de Coronas.



Idoia, que a pesar del peso de la mochila está emocionada, pues barrunta su primer tresmil.






Dormir en el lago de Coronas no tiene precio o como poco, aguantar una tormenta que se avecinaba. Casi sin terminar de comer nos dividimos y cada uno a su nido, pues comienza a llover. La idea de subir por la tarde al Aragüells se desvanece, así que ya solo queda confiar en ascender al día siguiente al Aneto.



La tormenta, al igual que el resto de las cosas en esta vida, no está estática y pasa. Para entonces son las 5 de la tarde y los claros aparecen, después los claros predominan sobre las nubes y después se despeja. Para entonces, aun no se bien porqué, estamos de camino hacía del Aneto. Son las 6 de la tarde cuando empezamos a caminar.

No deberíamos haber empezado a esa hora, pero reconozco que el entusiasmo de los demás y mis ganas de retener en la retina un atardecer en las alturas. me pueden.
Un atardecer en las alturas es una estampa que uno atrapa en la memoria y que no se deja escapar hasta que no se presencia otro atardecer en las alturas.


Saliendo del collado de coronas hacia la cumbre, que cada vez tenemos más cerca, a pesar de las veces que he pasado por ahí sigo sintiendo cosas diferentes.



Idoia deja entrever en su cara el esfuerzo y la emoción, de momento la controla, pero veremos que pasa cuando llegue a la cumbre, queda poco y ella lo sabe; nunca ha estado en el Aneto, es más, va a ser su primer tres mil, con la guinda final que supone tener que cruzar el paso de Mahoma, saber que poco después de que empecemos a bajar de la cumbre se hará de noche y esperamos ansiosos volver a ver brillar la luna llena.


¡Cumbre! Estoy contento pues les veo felices, yo también lo soy. Idoia ya no puede contener las lágrimas, no podía ser de otra manera. Esta en la montaña más alta de los Pirineos, casi de noche, la tensión del paso de Mahoma, viento moderado, todo esto es una mezcla que no deja indiferente a nadie; hemos hecho una bonita ascensión, de una manera poco habitual, en unos horarios poco habituales, en uno de los fines de semana donde más gente trata de llegar a este Pico; y nosotros estamos solos, no hay más gritos que los nosotros damos, ni más emociones que las nuestras.




Enrique abraza a Idoia, sigue emocionada, y sigo pensando que no es para menos, es la recompensa por el aguante y el tesón, no hay como las ganas de querer conseguir algo. Se que en algún momento pensó en abandonar, pero también es cierto que siempre encontró una razón para seguir subiendo. Seguramente pensó más de una vez, que se vería desde la cumbre del Aneto, que esfuerzo suponía llegar a ella y lo que es más importante aún, imaginó más de una vez que había llegado a ella. Y ese día, el 15 de agosto , es un hecho, Idoia, Enrique, Juan Pablo y yo, estamos en la cumbre.




Es hora de contener las emociones y pensar en la bajada, todavía no hemos terminado la ascensión. Volvemos a cruzar el paso de Mahoma. Otro frente de nubes se acerca y esto me intranquiliza un poco. Creo que la ansiada Luna ya no la vamos a ver, pienso que nos volverá a caer otra tormenta, así que ligeritos para abajo.



Últimas luces en el collado de coronas, el destrepe del collado nos toca ya con los frontales. Que gracia me hace esta parte, pues solo llevamos dos y a uno se le irá terminando la pila. Esta fue una de las lecciones de ese día, frontal y pilas.



La bajada fue lenta, llevábamos poca luz para cuatro personas. Juan Pablo que bajaba magullado por sus dolencias en las piernas, le suma a su cuerpo un costalazo del que no sé como no se rompió alguna costilla. Se levanta después del golpe, no dice nada y continua bajando. Que aguante tiene el jodido. aún me sorprenderá más su aguante, unos días más tarde cuando los dos juntos terminemos la cara Norte del Vignemale.

Nos cuesta, pero llegamos a las tiendas a las 23:45 de la noche, una ligera llovizna nos acompaña desde hace un rato, de la luna nunca más supimos y de otros astros menos todavía. Pero ya estamos en las tiendas, ya puedo sentir el calor del saco; francamente tengo sueño y también hambre. Creo que soy el único que cena algo o quizás Idoia y Enrique también, eso sí, el primero que empieza a soñar es Juan Pablo y los demás poco después.

Durante toda lo noche llueve, con más intensidad en algunos momentos y nosotros durmiendo. ¡Que felicidad!.

A la mañana siguiente... que puedo decir. No cambio esto ni por una noche en el mejor de los hoteles. El lago de Coronas es un sitio encantador, es el lado romántico del Aneto y no por eso menos exigente que la vertiente de la Renclusa.

¡Escuchadme! tenéis que subir al Aneto por la vertiente de Coronas, seguro que os enamora, je, je, je.

Un fuerte abrazo para mis compís de ese día.







sábado, 6 de agosto de 2011

Perú, llegó el momento...










No recuerdo en que momento me dí cuenta, que uno de los tesoros que tenia Perú eran sus montañas y desde entonces he querido llegar a ellas; entre tanto habrán pasado ya más de 20 años. Mientras encontraba el momento de llegar a esas cumbres, me recreaba con su folklore, esa maravillosa música andina que me llevab a las vertiginosas laderas de cimas tan emblemáticas como el Chacraraju, Alpamayo, Artesonraju, Huascaranes, me imaginaba sumergido en alguno de los toboganes de nieve y hielo que hay en algunas de las vertientes de estas montañas.


Era una fuerte atracción la que sentía por esta cordillera y siempre la tenía presente esperando que llegara el momento de dar el salto hasta ella. Entre tanto se cruzaban otras cordilleras, otros viajes, otras obligaciones y Perú quedaba en la reserva. Incluso llegaron mis saltos al Himalaya y me incomodaba un poco no haber pisado todavía las montañas de Perú, para mí eran como un paso previo para llegar a cordilleras más altas, era un requisito para posteriormente mirar hacía las montañas de siete mil o más metros. Pero no me podía resistir cuando en mi camino se cruzaban proyectos como el Mckinley, Cotopaxi y Chimborazo en Ecuador, a los que tuve que ir solo, ya que en las fechas en las que me iba no podía coincidir con nadie y pensaba que para ir solo eran más asequibles los volcanes de Ecuador que las montañas de Peru, aunque esto no es exactamente así. El Satopanth, en la India, en la zona donde se encuentra el Shivling, los Baghiratis y el nacimiento del Ganges; una foto que me llego de la montaña me cautivo y no pude evitar organizar un viaje hasta allí. Después llego la propuesta de unos amigos para ir a Pakistan, al Gasherbrum I, ya eran ocho mil metros y era imposible decir que no, varios de los que formabamos el grupo llegaron a la cumbre y en mi caso solo hasta el campo 2, sobre 6500 mts; fue un gran viaje pero con un triste final. Y Perú seguía estando ahí.



Ocho años después y con muchas ganas ya de sentir las alturas en mis huesos, me planteo llevar a cabo un viaje; tengo claro que Perú será el destino. Esta vez si tocaba, solo o acompañado y seguidamente ya empezaba a barajar fechas y a dar alguna voz por si alguien quería acompañarme en esta aventura.

Contacto con una agencia en Perú, "Enrique Expeditions"que me informa de que hay un grupo de madrileños que a finales de mayo y durante casi veinte días tienen organizada una expedición al Tocllaraju y al Huascaran.

Yo me había planteado ascender solo el Huascaran, pero que "leches" intentar hollar dos cumbres era algo irresistible, aunque también puedes quedarte sin ninguna, pero eso estaba por ver.

Y allá que vamos los madrileños y yo el 29 de mayo. Al día siguiente de llegar a Huaraz y como comienzo para la aclimatación subimos a la laguna Churup, sobre 4500 mts, algunos tienen alguna molestia por la altura, como es normal. En general, todos notamos alguna rareza en nuestro cuerpo y es que hemos llegado a la altura a la que estamos en muy poco tiempo.






Nevado Churup (unos 5500 mts), al fondo en la foto.

Dos días después estamos en el campo base del Tocllaraju, que además es el base del Nevado Ishinca, Urus, Ranrapalca y es posible que algún otro.

Estoy contento porque el grupo que formamos engrana, no a la perfección, pero funciona. No estamos exentos de algunas tiranteces que van surgiendo a lo largo de la expedición, aunque esto es normal pues la convivencia es intensa, las condiciones son duras y el desgaste hace que los nervios estén a flor de piel en algunos momentos.




En la foto de arriba se vé el enplazamiento del Campo Base (4400mts)



Anocheciendo, vista del Tocllaraju (6034 mts)a la izquierda.



Me siento bien, no tengo problemas con la altura y me emociono mirando a mi alrededor, porque una vez más estoy dentro de uno de mis sueños, voy a lomo de uno de esos pájaros que por mi cabeza rondan. Echo de menos a Daniel (mi pichón) y pienso en como explicarle que su padre es capaz de estar tanto tiempo ausente y sin verle, aunque creo que cuando se lo explique (aún tendrá que crecer un poquito para eso) entenderá por qué su padre se aventura en estas historias y por qué en cierto modo, pone en riesgo su vida sólo por el hecho de subir a una montaña alta. Explicarlo no es facil, sobre todo en esta sociedad donde la comodidad y el bienestar son la nota predominante. Sería sencillo explicarlo o seguramente no haría falta, si en él se despierta ese sentimiento de aventura, que no tiene por que estar relacionado con la montaña, hay unas cuantas cosas en este mundo, con las que uno puede dar forma a su vida y que te pueden llevar a nuevos retos y desafios. Esto no es dificil saberlo, pues son aquellas cosas que colman tus expectativas, las que sean, porque todas ellas son válidas desde el momento en que las eliges libremente, aunque no por eso estan exentas de sacrificio y esfuerzo.

Pero si de la montaña se trata, si que me viene a la cabeza una frase de Gastón Rebufat, que mi amigo Jean Paul me puso en una foto que me regaló.


"El alpinista es quien conduce su cuerpo allá donde un día sus ojos lo soñaron"

Y que cierto es, para el alpinista no basta con observar la belleza de una montaña, si no que además está el deseo de sentirse en ella, mirar desde ella, cumplir el sueño de poner sus pies donde antes lo hicieron sus ojos, sabiendo que el esfuerzo para conseguirlo puede ser desmedido y que el fracaso es más probable que el exito.




Vamos subiendo las pendientes que desde el C.B. nos llevan hacía el C1 del Tocllaraju a 5300 mts, progresamos bien, mi cuerpo responde e intento en todo momento que los movimientos sean suaves. A veces siento que algo me empuja a intentar moverme más rápido, pero no puede ser, hay que controlarse, esto no es una carrera de montaña y tengo que reprimir esas ganas de llevar mi cuerpo hacia algún límite, pero no es el momento de eso, pues no estoy aclimatado del todo.


Este es el emplazamiento del C1 del Tocllaraju. ¡Espectacular! es un mirador fabuloso. Esparcimos las tiendas sobre el hombro rocoso buscando los lugares más cómodos.


Perpesctiva del Tocllaraju desde el c1.



Al dia siguiente nos toca partir hacía cumbre, el despertador nos tocará hacía la una,cosa que no me hace ninguna gracia, pues considero que no hace falta madrugar tanto, pero es lo que los guias han decidido y hay que ceñirse a lo planifcado, como me cuesta asumir este tipo de planificación.

Avanzamos con los frontales y mientras, oimos desprendimientos con cierta frecuencia, que por suerte no llegan a las zonas por donde pasamos






Cumbre del Tocllaraju; no recuerdo muy bien pero creo que eran sobre las 5:30 de la mañana, demasiado pronto pues llegamos de noche y no puedo hacer fotos del paisaje. Un rato antes de la cumbre se dan la vuelta Juan y Rubén junto con su guia, del que ahora no recuerdo el nombre, Joer! que memoria, ya me lo recordareis alguno. Rubén nota demasiado el frio en los pies
y tiene algún vómito, así que deciden descender. Pelayo, (el guia con el que voy) y yo, continuamos para cumbre. Hemos hecho una ascensión algo rápida, pero igualmente nos alegramos, no vemos mucho paisaje por la oscuridad pero si lo suficiente como para ver que estamos en la cumbre, sonrisas, abrazos, fotos y pocos minutos despues ya estamos bajando por el frio que hace.




Pelayo y yo en la cumbre, hay que ver lo acostumabrado que estan a moverse por estas alturas.

Comenzamos el descenso de la parte más dificil justo por debajo de la cumbre, una pendiente de unos 55º y con la nieve en buenas condiciones. Según vamos bajando vemos en las pendientes inferiores a Carlos e Isabel que siguen subiendo. Tambien Carlos llegará a cumbre ese día.



De vuelta al Campo Base el mismo día de cumbre. Al día siguiente ya estamos en Huaraz reponiendo las calorias perdidas, "vaya panda de tragones"







El campo base de los Huascaranes a 4250 mts, es un balcón impresionante, es un sitio de lo más agradable, tiene un atardecer de esos en los que acabas diciendo aquello de " solo haber llegado hasta aqui ha merecido la pena".








Al dia siguiente al C1 a unos 5200mts, notamos como la climatación es mejor, a esta altura ya nos movemos con más holgura. Tan solo Israel tiene que volver al CB, pues tiene problemas de estomago bastante fuertes, alguna comida o bebida, no le cayó bien al cuerpo.




La misma frase dicha en el CB antes, se repite en el C1. Que dos moles son los Hascaranes, a la derecha el sur más alto, a la izquierda la Norte unos 200 mts menos.

Huascaran Sur (6768mts) ¡Vigilandonos!


Merece la pena llegar al C1 ¿o no?



De camino al C2, hay algunos puntos conflictivos, en la foto estabamos saliendo de uno de ellos, una zona con alto riesgo de avalanchas. Salimos temprano con la intención de cruzar ese tramo antes de que el sol calentara, aunque en general la montaña estaba bastante estable.

Pelayo y yo llegamos sobre las 8:30 de la mañana al collado entre los dos Huascaranes, a unos 6000 mts mas o menos. Realmente subimos ligeros y bien; esto hacia que la idea que me rondaba desde hacia un par dias, tuviera aún más fuerza. Pensaba poder seguir hacia cumbre despues de llegar al C2; me veia con fuerzas, pero sobre todo motivado. Me parecia más viable tratar de llegar a cumbre desde el C1 y parar a dormir de bajada en el C2, aunque las probabilidades de llegar a cumbre se reducian, ya que era más desnivel y bastante altura, pero las ganas de intentarlo me podían. Se lo comento a Pelayo para ver que opina y rapidamente me dice que no, que mejor descansar e intentarlo mañana, no comparto su idea pero tengo que aceptarlo así, no les voy a poner en ningún compromiso ni voy a alterar la progresión del grupo. Cada vez que lo pienso, creo que se daban las condiciones idoneas para ello, el día era bueno, el sol animaba, no tenía problemas con la altura, todavía me quedaba energia en el cuerpo y sobre todo ganas. Era posible que al día siguiente no tuviera las mismas, como así ocurrío.



La noche que psamos no fue buena, dormí poco, para colmo nos levantabamos a las 12 de la noche algo que no me hacía ninguna gracia. Comenzamos a distribuir las cordadas y en la mia somos tres, con lo que es más dificil poder llevar tu ritmo. La solución es ir muy despacio y asi todos nos adaptamos mejor, sin embargo no voy cómodo. Pienso en las horas que nos quedan de oscuridad y que en mi opinion son innecesarias, no entró en calor, no encuentro mi ritmo, contínuas paradas que no dejan centrarme y poner mi velocidad de crucero; el cabreo que llevo ya encima por el madrugón que nos hemos dado, sin poder vestirme tranquilamente, desayunar a mi ritmo, "perrear" en el saco de dormir, en definitiva, moverme a mi puñetera "bola". Con todo este cúmulo de cosas, me doy cuenta que ya no me apetece llegar a la cumbre, que lo que quiero es liberarme de todo eso y en una de las multiples paradas y sobre los 6200mts, decido que no continuo. Conmigo se vuelven Ricardo y Mariajo, tienen problemas con la altura y prefieren no seguir, Pelayo baja con nootros. No fui capaz de adaptarme a la mecanica del guia, no es la manera en como yo siento y vivo la montaña, sean montañas grandes o pequeñas. Despue de tantos años conozco mis ritmos, mis horarios, pero sobre todo sé por que estoy ahí y que lo que realmente quiero es vivir la montaña a mi manera, tanto si llego a la cumbre como si no.



En la tienda despues de retirame a 6200mts




Campo 2 a unos 5900mts, ¡Impresionante!

Esta foto me la pasó Rubén, van camino de la cumbre a la que consiguen llegar sin contratiempos. Juan, Ruben, Carlos e Isabel pisan la cumbre del Huascaran Sur, en un día excepcional, además son los primeros en hacerlo esta temporada.

Francamente me alegré por ellos, porque además supieron aguantar y eso tiene su recompensa.



De vuelta a Huaraz, organizamos una magnifica cena con todos los guias, porteadores y demás, fue un momento entrañable.



Como os podeis imaginar hubo tiempo para vivir momentos diferentes en Huaraz, je, je, je.







Y aqui termino, despues de las semanas que llevo parar tratar de acabarlo, quizás pude poner más fotos, escribir más, aunque Fede me dice que soy un poco "canso" y para colmo siempre me pongo por la noche, con lo que no aguanto ni un asalto; pero ya esta, queda listo, queda como queda, para bien o para mal. Solo diré una cosa más, ¡Que ganas que tengo de volver a Perú!