Y llegó el día de la proyección y a pesar de algún problema que tuvimos con el sonido, fue una maravillosa experiencia. Desde el Aconcagua del 96 no había llevado a cabo ninguna, proyección me refiero. Quizás, por no llegar a la cumbre de la mayoría de las montañas a las que fui, no tomé la iniciativa de contarlo. Con los años he visto que no debe de ser así. Cuando un@ va a una gran montaña o a sitios naturales donde NO se acude con frecuencia por su dificultad en el acceso, lejanía, altura y demás... hay que mostrarlo. Detrás hay un esfuerzo digno, un aprendizaje, que para l@s que nos gusta todo esto supone una fuente de conocimiento e inspiración. Compartir las experiencias, las vivencias y todo lo que conlleva un viaje de estas características forma parte del todo. Siempre lo hemos llamado "volver para contarlo" esto es fundamental y da igual si el foro es grande o pequeño.
"Volver para contarlo", implica ir hacia algún sitio con riesgos, implica vivir una aventura, entregarse a una pasión y a una manera de entender la vida, que me lleva a recordar siempre a Yvon Chouinard y su Filosofía de la Tracción Humana:
<<FILOSOFIA DE LA TRACCIÓN HUMANA>>
LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE ESTA FILOSOFIA SON:
Un profundo aprecio por el entorno y una fuerte determinación a ayudar a resolver la crisis ecológica. Amor apasionado por el mundo natural, un escepticismo sano frente a la autoridad, afición a los deportes difíciles y de ''tracción humana'' que exigen práctica y maestría. Desprecio por los deportes motorizados como la motonieve y esquí acuático, tendencia hacia el sentido del humor surrealista y a menudo autoirónico; respeto y gusto por la auténtica aventura (cuya mejor definición es: viaje del cuál es posible no volver vivo...y del cuál, sin duda, uno no vuelve siendo la misma persona) y la convicción de que menos es más (en diseño y en consumo)
(Del libro "Que mi gente vaya a hacer surf" -Yvon Chouinard-)
No hablaré de Yvon Chouinard, no estoy facultado para eso... pero si diré que su primer libro cayó en mis manos siendo un adolescente "Técnica de escalada en hielo" y esto es una milésima parte de su extensa historia.
Quiero agradeceros de nuevo a tod@s, a l@s que estuvisteis y decidisteis compartir conmigo ese momento del día 17, agradeceros de todo corazón dedicarme una parte de vuestro tiempo. Esto genera un tesoro, que guardo y que formará parte de mi existencia...siempre estará conmigo.
Agradeceros muchísimo, a l@s que leáis estas líneas porque llegáis a ellas de manera directa o por casualidad. Gracias de verdad por dedicarle unos minutos a esta lectura, gracias por vuestra curiosidad y sabed que aquí siempre tendréis un rincón al que podéis llegar cuando mejor os venga, quizás podáis encontrar algo, quizás se abra una ventana o quizás no, en cualquiera de los casos, este rincón será vuestro también. Sigamos yendo a las montañas, sigamos compartiéndolas. No me cansaré de decir que: "EL VALOR DE LAS MONTAÑAS ESTÁ EN LOS CAMINOS QUE DESCUBRES DESDE ELLAS". bien sea en sus líneas, en el horizonte o en la voz interior que se despierta cuando te encuentras ellas.
Han sido ellas mi fuente de inspiración, ellas me han guiado y me han protegido, aunque esto último parezca una paradoja.
Comparto con vosotr@s lo que dejé escrito a mi hijo Daniel cuando volví del Aconcagua del 2015. Hicimos cumbre por su ruta normal de manera tradicional aunque bastante rápida. Pero para mi, el objetivo de aquel viaje era llegar a su cumbre de manera directa, tal y como se estaban haciendo los récords de velocidad en el Aconcagua. Desde la entrada al parque (2800 mts) se subía a la cumbre y se descendía de nuevo. Yo no podía perseguir ningún récord en ese aspecto, pero si quería medirme en las capacidades que entonces tenía y tratar de llegar a cumbre sin descansos ni campos de altura. Salía de confluencia (3400 mts) a la 1 AM, descendí hasta la entrada del parque (2800 mts) y volví a remontar todo el valle de Horcones, en la mas absoluta soledad y nocturnidad, extraviándome alguna vez. Era como aquel pura sangre, que desde su nobleza y entrega se batía consigo mismo hacia un objetivo duro y hostil, pero con la claridad absoluta de que aquello era lo que había que hacer, hasta que llegue a 6000 mts (campo 3), absolutamente desfondado. 12 horas me costó llegar hasta ahí y un total de 17h llegar de nuevo a confluencia, fueron 62 km y 3200 mts de desnivel positivo. Cuando pienso en esa entrega, se me ponen los pelos como escarpias...como fui capaz de aquello...aunque no llegara a la cumbre.
Disfruta el video para en https://vimeo.com/904264101
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