Hoy 5 de julio me encuentro junto al mar. Aquí estoy con mi hijo Daniel y mientras él está a sus labores, yo me sumerjo en mis recuerdos, que me llevan a reflexiones que me apetece escribir. Hoy es una fecha muy marcada y siempre lo será
Hoy hacen 21 años de aquel impresionante viaje que nos llevó a una de las zonas más inhóspitas, agrestes y salvajes que existen en la cordillera del Himalaya, el Karakorum. Unos días de tramites en Islamabad, visita a una de las mezquitas más grandes de Asia, sin entrar en su interior claro está. Visita a Rawalpindi y seguido un viaje trepidante durante dos días en carretera por la "Karakoram Highway", con multitud de desprendimientos y salida de carretera de algún camión que rodó ladera abajo, por fortuna el chofer pudo saltar a tiempo. Llegada a la localidad de Skardu, emblemática población a la entrada de la cordillera y desde donde han partido infinidad de expediciones, desde que comenzó la exploración e intentos de conquista a las cumbres de 8000 mts que allí se encuentran; K2, Broad Peak, Gasherbrum I y II y un sinfín de montañas con siluetas que cortan la respiración.
Aquel viaje que nos tuvo 50 días en la montaña, aquella expedición del 2003 al Gasherbrum I en la que algunos de mis compañer@s conseguían hollar la cumbre el 5 de julio, dio un giro inesperado ese mismo día. En ninguno de nuestros pensamientos cabía un suceso de esas características. Teníamos riesgos, algunos de ellos muy constantes, era una ruta con cierta dificultad, un glaciar muy agrietado, severas pendientes desde su campo 2 (6.500 mts); Todo esto nos hacia estar en alerta constante, ni siquiera en los periodos de descanso terminabas de relajarte, ya que siempre teníamos presente todos esos riesgos a los que teníamos que enfrentarnos; nunca nos imaginamos una situación igual y sucedió...
Como ya escribí en la entrada anterior del 2011 como recuerdo de aquella experiencia, no hay muchos detalles que dar. Sigue presente el recuerdo y finalizada la huida que me provoco aquella vivencia, desde hace unos años atrás. Era algo que no tenia que haber sucedido y sucedió. Cada vez que salimos a la montaña, lo hacemos con la idea de vivir una maravillosa experiencia y en aquella ocasión acabo no siendo así.
Pero si sigo recordando aquel viaje, recuerdo a mis compañeros y en mi memoria siguen los que ya no están. en ocasiones pienso en lo que pudo ser y no fue ni será. Pienso en la extrema dureza de aquellos hechos que les tocó vivir a los compañer@s que se encontraban por encima del campo 2, en la impotencia por no poder hacer nada, en la incapacidad para salir a su encuentro...
Salimos por nuestro propio pie de aquella montaña que nos llevó tres días de marcha, desde el Campo Base hasta Skardu y con muchos sentimientos enfrentados, así es como lo viví yo
Copio el enlace de aquella entrada del 2011. En ella hay dos documentos de video que recogen imágenes de aquel viaje, quizás sean algo extensos, pensé en acortar los tiempos de exposición para no alargar tanto los videos, pero decidí que no. Los paisajes que se recogen deben observarse porque nunca serán los mismos. la intensidad de los cielos, la dureza de las montañas, las miradas y las expresiones de las caras. Una lección de vida con un final y un principio.
Una vida de montañas: noviembre 2011 (eduardocubercabrera.blogspot.com)
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